La Constitución cubana de 1940 fue implementada durante la presidencia de Federico Laredo Brú y entró en vigor el 10 de octubre de 1940. Estuvo principalmente influenciada por las ideas que inspiraron la Revolución cubana de 1933.
La Habana
La Constitución cubana de 1940, aprobada en un momento de gran consenso nacional, recogió en clave reformista parte importante de las demandas de la revolución popular de 1930-1933.
La calificación de ‘reformista’ no tiene, a priori, ribetes críticos. Se refiere a que fue comprehensiva de demandas de diversos actores, y por ello, experimentó consensos en torno a problemas fundamentales, como la intervención del Estado en la economía, recogió tensiones correlativas al intento de conciliación de propuestas diferentes entre sí y contuvo las demandas más radicales.
El ‘reformismo’ del texto cubano enfrentó las 3 cuestiones claves que constituían el núcleo de los socialismos latinoamericanos de su momento: las cuestiones agraria, obrera y nacional. En varios países, como México, Perú y Ecuador, la cuestión étnica resultaba también fundamental, pero en Cuba, la ‘raza’ ocupaba su lugar.