La historia de Albania como estado independiente comienza después de las Guerras Balcánicas (1912-1913). En aquel entonces Albania era un país subdesarrollado y el hogar de algo menos de un millón de personas divididas en tres grandes grupos religiosos y dos distintas clases sociales: aquellos que eran dueños de la tierra y defendían sus derechos semifeudales, y aquellos que no lo eran. Los primeros siempre tuvieron el control de los puestos de poder en el centro y sur del país, por consiguiente esperaban mantener sus privilegios una vez que Albania se hiciera independiente. Sin embargo, la mayoría de la población había comenzado a cuestionar esa situación. Además, casi toda la aristocracia terrateniente profesaba la religión musulmana, así como la mayoría de los oficiales y funcionarios públicos entrenados por la administración del Imperio otomano. En consecuencia la mayoría de los puestos administrativos -en todos los niveles- era manejado por albaneses de religión musulmana.